Hablaba con mi sobrina en estos días de vacaciones estivales cuando me pregunta: Tía, ¿cuál es la diferencia entre un psiquiatra y un psicólogo?
La psicología clínica y la psiquiatría son dos disciplinas que tienen en común el abordar problemas del ámbito de la mente humana pero, por lo demás, tienen claras diferencias.
Los psiquiatras son médicos, hacen la carrera universitaria de Medicina y posteriormente se especializan, a través del sistema MIR, en Psiquiatría, con la finalidad de diagnosticar y tratar las enfermedades mentales.
Los psicólogos no son médicos. Estudian el grado universitario de Psicología y pueden ejercer sin realizar una formación específica, si bien, cada vez con mayor frecuencia, se especializan en una de las muchas ramas de la Psicología a través de masters y cursos. Popularmente, cuando hablamos de buscar ayuda psicológica, hablamos de acudir a un psicólogo conductista o del comportamiento.
Los psiquiatras tratan las enfermedades mentales y el comportamiento humano y sus estados afectivos bajo un enfoque biológico. Se centran en los aspectos fisiológicos y químicos del cerebro y del cuerpo humano, y utilizan medicación con el fin de equilibrar la bioquímica cerebral. El fármaco a prescribir dependerá del diagnóstico que formulen. No se trata igual una depresión mayor que un estado depresivo, o una euforia que un estado maníaco u obsesivo, una inquietud que una ansiedad manifiesta, o cuadros de miedo con episodios de auténtico pánico…
Debido precisamente al conocimiento de cómo funciona el cuerpo humano, el psiquiatra puede detectar que el trastorno mental es solo mental o que lo que tiene el paciente puede ser debido, por ejemplo, a la presencia de una enfermedad neurológica, endocrinológica-metabólica-nutricional, infecciosa… que necesite otro tipo de intervención médica.
Los psicólogos conductistas o del comportamiento están más formados en ciencias sociales y dinámicas culturales, y llevan a cabo un ajuste de las emociones, las conductas y los pensamientos sin utilizar medicación, pues la prescripción de fármacos es ámbito exclusivo del psiquiatra. Podríamos decir que practican una rehabilitación psicológica. Yendo al psicólogo se posibilita el autoconocimiento y el incremento del autocontrol y la autoestima, la identificación de los pensamientos erróneos y la manera de corregirlos, el control de la conductas y emociones desajustadas, y se pueden adquirir habilidades en el ámbito social o personal, entre otras cosas.
El psicólogo no es el hermano menor del psiquiatra. Ambos profesionales tienen sus propias líneas de formación y trayectoria independientes, siendo ambos enfoques útiles a la hora de intervenir en salud mental. El psiquiatra y el psicólogo también saben cuándo deben trabajar conjuntamente para ofrecer un tratamiento completo e integral del problema que presenta el paciente.
Espero que os ayuden a entenderlo los siguientes ejemplos.
Caso para psicólogo:
Le agradezco mucho doctora que me recomendara ir al psicólogo. Gracias a ello me he dado cuenta de que al no parar de pensar en la enfermedad me estaba perdiendo cantidad de pequeños detalles y momentos bonitos del día a día, y tenía olvidada mi vida privada por completo. Me he percatado de que tenía síntomas como caída del pelo, contracturas, y lesiones en la piel que han mejorado muchísimo pero, sobre todo, noto que la experiencia de aceptar lo que tengo, además de reducir mi sufrimiento, me permite responder de una forma más efectiva a los problemas. Con el tiempo voy adquiriendo el buen hábito y cuando veo que lo he perdido, recuerdo las sesiones pasadas con el psicólogo o recurro a él de nuevo.
Enrique
Caso para psiquiatra:
Hace ya un año que mi madre ha muerto y no me lo quito de la cabeza. Mantenía con ella una relación mucho mas estrecha que la que tengo con mi marido y mis hijos. Me dicen que debo de alegrarme pensando en los buenos momentos que he pasado con ella y agradecer que he podido disfrutarla durante 80 años, pero no puedo aceptar su muerte. He dejado el trabajo, he adelgazado 10 quilos, y me escondo para llorar, no paro de llorar. He vuelto a fumar, me ayuda a controlar la ansiedad. A veces pienso en hacerme daño, quiero irme con ella.
Carmen
En este caso el abordaje psiquiátrico fue prioritario. Se trataba de una depresión grave con ideas suicidas.
Caso mixto:
Mi marido se ha ido. Veníamos teniendo problemas desde hace tiempo, pero desde que mi enfermedad me ha mermado y no puedo con todo, se ha ido alejando poco a poco. Estoy decepcionada y me siento triste, pero no lo llevo mal, puedo entenderlo y, aunque me apene decirlo, yo también estoy mejor sin él. Estoy yendo a la psicóloga y me está ayudando mucho, salgo bien de las sesiones pero ¿podría darme algo que me animara un poco?, creo que me ayudaría.
Cristina
En este caso añadí al tratamiento de la psicóloga un piscofármaco. Este tipo de casos también los tratamos farmacológicamente los neurólogos pues aunque no somos especialistas en psiquiatría tenemos mucha experiencia en visitar pacientes con patologías psicológicas leves, que pueden solucionarse con un tratamiento suave y restringido en el tiempo.
Es sabido que las pasiones de la mente producen cambios en el cuerpo que son importantes, evidentes y que se manifiestan a todos. Basado en esto, los movimientos de la mente deben mantenerse equilibrados y no hay ningún otro régimen que deba ser prioritario.
[Moshé Maimónides (1135-1204)], Médico y filósofo.