No tengo claro que todos los que padecéis esclerosis múltiple sepáis que la esclerosis múltiple es considerada una enfermedad autoinmune. Es por eso que me gustaría explicaros un poco más sobre este tema.
¿Qué es una enfermedad autoinmune?
Es aquella enfermedad que se produce como consecuencia del ataque del sistema inmunológico a los tejidos del propio cuerpo, por no reconocerlos como propios.
¿Qué es el sistema inmunológico?
Es nuestro sistema de defensa. Su objetivo es mantenernos sanos, al defender a nuestro cuerpo de todos aquellos agentes externos que nos agreden, ya sean agentes infecciosos o físico-químicos causantes de alergias y tumores.
El sistema inmunológico está compuesto por diferentes fluidos como la sangre y la linfa, y células localizadas en diferentes tejidos y órganos como la médula ósea, el timo, el bazo, los ganglios linfáticos y tejido linfoide de las mucosas. El sistema inmunológico sano reconoce lo dañino y reacciona frente a ello y nos protege.
Pero a veces las defensas fallan y en lugar de proteger, lo que hacen es atacar por error a las células sanas del cuerpo, provocando entonces trastornos autoinmunitarios muy variados.
Ejemplos de enfermedades autoinmunes
Además de la esclerosis múltiple, otras enfermedades autoinmunes son: enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, celiaquía, diabetes tipo I, artritis reumatoide, lupus eritematoso, enfermedad de Graves, tiroiditis de Hashimoto, enfermedad de Addison, síndrome de Sjögren, sarcoidosis, esclerodermia, psoriasis, vitíligo, vasculitis crioglobulinémica, dermatomiositis, alopecia areata, miastenia gravis, miopatías inflamatorias, hepatitis autoinmunes y cirrosis biliar primaria, entre otras.
Prácticamente cada órgano del cuerpo puede ser atacado por el sistema inmunológico propio.
¿Qué células son las causantes de la esclerosis múltiple?
La hipótesis más aceptada es que la esclerosis múltiple es el resultado de la suma de una determinada predisposición genética y un factor ambiental desconocido, que origina una alteración de la respuesta inmunitaria.
Las células protagonistas del ataque son los glóbulos blancos también llamados leucocitos, y dentro de ellos unos subtipos llamados linfocitos T y B. Estas células T y B empiezan a proliferar en la sangre y acaban llegando al sistema nervioso central donde destruirán la mielina (la capa protectora que recubre los nervios) por confundirla con un cuerpo extraño. Este es el ataque autoinmune.
Podríamos pensar que en los análisis de sangre (hemograma) de una persona con esclerosis múltiple se detecta una subida de los glóbulos blancos o de los linfocitos o, al revés, una bajada de ellos, pero no, las cifras que vemos en los hemogramas están dentro de los limites normales. Es curioso.
Los especialistas no tenemos manera de detectar en los análisis de sangre de una persona con esclerosis múltiple ninguna alteración, pero mantenemos la esperanza de llegar a disponer de ello algún día.
Efecto de los tratamientos inmunomoduladores o inmunosupresores
Dado que la causa de la esclerosis múltiple radica en la proliferación de linfocitos, todos los fármacos que utilizamos van dirigidos a modificar la acción de los linfocitos circulantes por la sangre, para controlar de esta manera la respuesta autoinmunitaria.
Al conseguir que los linfocitos no proliferen y ataquen, se reduce la frecuencia e intensidad de los brotes, se previene la aparición de nuevas lesiones en la resonancia magnética cerebral y medular, y se retrasa la aparición de discapacidad.
No obstante no se debe olvidar que como consecuencia de la bajada de glóbulos blancos puede haber mayor número de infecciones comunes, por ejemplo urinarias o por herpes, o infecciones por gérmenes oportunistas que pueden ser graves. Precisamente la razón por la que os hacemos análisis de sangre frecuentes (al menos 2 al año) es para controlar que el número de glóbulos blancos se encuentra dentro de los valores permitidos para cada uno de los fármacos de los que disponemos.
Esta modificación de los linfocitos también puede disminuir la respuesta frente a las vacunas, de ahí que os aconsejemos vacunaros de todas las vacunas disponibles antes de iniciar un tratamiento, siempre y cuando sea posible.
Muchos de vosotros probáis alguna forma de medicina complementaria y alternativa en algún momento, para mejorar el sistema inmunitario. Es difícil saber si estas terapias ayudan pues los estudios sobre estas terapias son limitados. Además, hay que tener en cuenta que algunos de estos productos también pueden ocasionar problemas de salud o interferir en el modo en que deben actuar los medicamentos.
Lo que sí que ayuda con seguridad es hacer actividad física regular, descansar bien y reducir el estrés.
Puedes ponerte en contacto conmigo para resolver dudas sobre tu caso concreto mediante consulta online o presencial en Barcelona.
Fotografía de Denys Argyriou en Unsplash